Entre fórmulas y números, entre apuntes y folios en blanco, llaman a la puerta los niños diciendo truco o trato y una enfermera les abre paso. Lleva un parche en el ojo izquierdo y una sonrisa que esconde maldad. Las pequeñas brujas y las sábanas con ojos improvisados escrutan su extraña mirada. Tienden las cestas llenas de caramelos para recibir más presentes, pero algo ocurre: la enfermera elige trato. Aquellas diminutas personitas no esperaban tal respuesta a su inocente pregunta, y vuelven a mirarla sin saber qué decir. La mujer del parche resopla despreocupadamente, sin perder la sonrisa y habla por ellos.
-Os daré golosinas si me dejáis contaros un cuento.
Los disfraces de los niños parecen brillar de ilusión, igual que sus crédulos ojos...
...Unos ojos que les serán robados al pasar las puertas de aquella pequeña clínica fantasmagórica.
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