domingo, 22 de marzo de 2009

Luz

"Vamos, ¡abre los ojos!" le gritaba una dulce voz femenina.
Él los quería abrir, pero no tenía apenas fuerza. Tanto dolor le anulaba hasta la capacidad de levantar los párpados.
Deseaba sumirse en la oscuridad, alcanzar la serenidad, descansar... No sabía por qué no podía alcanzarla, ¿su estado era tan catatónico que ni siquiera su alma podía escapar de aquella agonía punzante?
Sollozos, gemidos de dolor, gotas de lluvia...No. Lágrimas frías rozando su piel.
"Por favor..." suplicaba aquella voz.
Quería consolarla, tranquilizarla, pero, ¿cómo lo haría si tan siquiera podía calmarse a sí mismo?
"Haz un acopio de fuerzas, ¡venga!", pensó con fervor.
Nada, no ocurría nada.
Las punzadas eran cada vez más agudas, entonces, ¿por qué no moría? De repente, ocurrió algo inesperado.
Un punto blanco en la oscuridad, un rayo que sesgaba la penumbra, una intensa luz que alejó el abismo.
"¡Por fin!" exclamó aquella voz que pertenecía a una borrosa imagen.
Eso pensó él. Se frotó los ojos y se incorporó. El dolor había desaparecido por completo. Sintió una caricia electrizante en su mano, la cual pertenecía a la que fue una imagen borrosa.
Una preciosa mujer de pelo castaño y tez blanca le sonreía. Sus ojos eran grises, y su aspecto angelical e inmaculado, como el largo vestido de tirantes que lucía.
Hierba, de un intenso verde, se extendía por todos lados.
-¿Dónde estoy? -preguntó él.
Ella le sonrió.
-Me tenías muy preocupada, hermano mío. Pensé que no lo lograrías -le contestó calmada sin desdibujar su sonrisa.
-¿Lograr qué? -quiso saber.
Ella suspiró aún con una sonrisa en sus labios. Había dicho que era su hermana, pero ¡si ella había muerto hacía tres años!
Un momento, ¿eso qué significaba? ¡Pues claro! Recordó entonces el accidente en el laboratorio. Una ferviente explosión lo había calcinado todo, incluso su cuerpo. Las llamas del incendio lo habían deborado todo.
Ya no tendría que buscar la fórmula de la Resurección, ya no tendría que sufrir más la ausencia de su querida hermana, su única familia. Ahora estaban juntos, agarrados de la mano, en un inmenso campo verde, respirando felicidad en el Paraíso.
Juntos, por siempre juntos.

1 comentario:

  1. Entretenido, aunque he observado algunos fallos en los verbos. Por lo demás, bien. Espero leer más cosas tuyas.

    Aluve'

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